Nada es como recordaba. Veo todo diferente, al revés, todo mal. Siento la presión sobre mi cabeza, un ligero cosquilleo en los labios, como la sangre no circula como debería, partículas de polvo entrar por mis orificios nasales. Me desequilibro...pero puedo continuar, debo continuar. 60 segundos, esa es la cifra, ese es el objetivo, ese el plan. Tras 40 segundos empiezo a ver ligeramente borroso, el hombro derecho me incomoda, no tengo una posición perfectamente equilibrada, pero debo seguir aguantando, ya queda poco. Mi abuela me observa como a un mono del zoo, me parece lógico y comprensible. Tengo público, estoy emocionado. El móvil indica que he llegado al minuto, me recoloco, siendo un muy ligero dolor en espalda y no veo 100% como debiera. Me recupero rápido. Abro la nevera. Mosto... me parece un premio adecuado, un traguito mientras levanto el brazo como símbolo de victoria. Otro logro. Otra hazaña mundial.